jueves, 18 de junio de 2009

Conversando con el Alcohol

No converso contigo... No... tú no estás, no te veo.
Te alejas y vuelves... asomas tu velo y... me confundes.

Obnubilas mi mente, de pensamientos muertos
Deliras en mi sangre que entibia mi cuerpo
Me dejas solo, me acabas, me consumes... te sigo buscando,
como busca la noche escapar al alba,
como busca mi grito escuchar mi alma.
Tú no estás, no te veo.

Y vuelvo y vuelvo contigo, no me dejas compañera eterna,
de miradas fugaces, de miradas de fuego,
me quemas entero, no dejas cenizas.
Tus huellas punzantes agrietan mi piel...
invisible... no te veo... Consumes mi ego y te sigo buscando.
Te sigo buscando.

Solo en la bruma, no veo la estima que ensueña mi vida.
Pequeño en mi encierro. No veo el cielo que ensueña mi alma.
La rabia sostiene mi cuerpo cansado de seguirte buscando.
Avergonzado, prefiero dormirme a la esperanza ida.
Frustrado en no ser tu dueño y en que tú seas el mío.
Triste, mi sangre lastima y mi espíritu llora.

Lo tengo todo y no tengo nada.
Me enredo entero en sensaciones intensas.
Me subes efímero en fantasías torcidas y cansancio del alma.
Olvido el dolor... olvido el olvido...
No pido dejarte pues no conozco el camino,
no puedo dejarte pues te sigo buscando.

Hoy conversé contigo y te dejé al lado del sendero.
Que otros te tomen... no cuentes conmigo.
Alzaba la vista y encandecía mi alma,
sentía el amor de mi sangre pura y tibia de esperanza.
Amaba la vida y me amaba entero.
Ya no te buscaba, yo era tu dueño.
Las flores bullentes de colores embriagan mi espíritu...

Pero no... no puedo dejarte...
Hoy conversé contigo... sólo... en mi delirio.
Ya no converso contigo, sólo eres un mal sueño.

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